clara baudino yoga con yanina en su embarazo-

21.04.2014 18:44

Amanda nos agarro por sorpresa, no sabiamos que nos habia elegido como sus papas y que ese momento le parecia el mejor. Confieso que yo la esperaba con todas mis ganas, aunque "racionalmente" me repetia a mi misma que no era el momento todavia. El instante en que se vieron las dos rayitas, el mundo se paró. No era una posibilidad imaginable para nosotros. Nos quedamos helados, mudos, y salimos a caminar. Lo primero que le dije a mi bebe, sin saber todavia que era Amanda, fue que yo la iba a cuidar siempre. Despues vinieron algunos controles medicos y algunos sustos... Hoy pienso que los miedos los tenia yo de antes, de antes de los medicos, y salieron a flote en forma de enfermedades. 

 Cuando cumpli los 3 meses quise volver a danzas y no pude. Me recomendaron yoga y la encontre a Yani. Me acuerdo con nitidez cuando por primera vez senti que le hacia un mimo a mi chiquitina, Yani dijo que respiremos pensando que asi tambien le llevabamos aire al bebe, y que con el movimiento del diafragma podiamos ofrecerle una caricia... Fue revelador: estaba en mi cuerpo su cuerpito. Hasta ese momento no lo habia sentido, solo lo habia pensado. Desde entonces cada encuentro en lo de Yani fue mimos para Amanda y para mi, momentos para sentirnos y regalarnos caricias. Fueron muy importantes estos espacios, donde el tiempo se suspendia y solo estabamos mi cuerpo y su cuerpito, conectandonos, conociendonos. Tambien charlabamos sobre las emociones y sensaciones, con los cuerpos limpios y suaves, y asi fluian miedos, alegrias, confusiones, efusividades, tristezas... Tan importante fue ver esas emociones y vivenciarlas en cada momento. Despues la vida seguia. Mas liviana.
 Tambien fue vital compartir con Yani y otras mamas las dudas sobre el parto. Cuando llego la hora de mi parto, todo lo vivido, compartido y conversado, combinado con los instintos ancestrales que todas tenemos, se transformó en sabiduría para traer a Amandita a este lado de la vida. Mi parto fue hermoso. Compartido con mi compañero, acompañado por mi muy respetuoso medico obstetra. Entendi cada contraccion como una oleada, entendi las idas y venidas de dolor y calma como un ritmo. Me senti como un mar, pense en el mar. Senti la respiracion que llevaba aire a mi Amanda, senti a mi bebe en el mismo ritmo, bailando conmigo, rememorando todas las caricias que nos habiamos regalado cuando nos dabamos esos ratos para nosotras dos. En algun momento el medico me pregunto si habia hecho yoga durante el embarazo, cuando dije que si, dijo que entonces esa era la razon por la que estabamos haciendo un tan buen trabajo de parto. El camino se abria sereno para mi hija, todo fluia amorosamente para las dos, el dolor dolia pero yo le conocia los extremos. Pudimos parir sin oxitocina, sin episiotomia y sin desgarro. Amanda nacio bella, sana, preciosa, iluminada.
 

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